Mural

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Realizado con la colaboración de los muralistas mexicanos Salvador Almaraz, Manuel Guillén, Javier Arévalo  y los chilenos Albino Echeverría y Eugenio Brito en 1965.

El mural de la Casa del Arte de la Universidad de Concepción es obra del artista mexicano Jorge González Camarena (Guadalajara 1908 – México D.F. 1984) con la colaboración de Salvador Almaraz, Manuel Guillén, Javier Arévalo, también mexicanos y los chilenos Albino Echeverría y Eugenio Brito.

El trabajo en el muro, de 250 mts.2 (sin incluir la escalera), se inicia en noviembre de 1964 y finaliza en abril de 1965. En este gran paño de piedra y acrílico se encuentra descrita, en espléndida armonía de colores y formas, la unidad genética y el destino de los países del continente iberoamericano.

El relato plasmado en el mural es una invitación a reconstruir nuestra historia común pero no desde el relato de la historia pasada, concluida y cada cierto tiempo revisitada desde la lógica ortodoxa. Presencia de América Latina es una obra que reivindica la vida, lo continuo y lo abierto, en que sus espectadores pueden ejercitar una lectura cómplice, original y libre.

Desarrollo

El desarrollo del mural, el “relato pictórico”, se inicia en el paño derecho y en él se encuentra representado el pasado, el mundo pre-hispánico de América Latina. Esta idea es acentuada por el símbolo rojo de Zontemoc (sol que cae) en la parte superior del paño que refleja el ocaso de las culturas prehispánicas. En la parte de la escalera se desenvuelve la Serpiente Emplumada, el Quetzalcóatl, con sus grandes colmillos y su ojo verde, símbolo mexicano de la cultura. En la parte inferior izquierda una mujer de rostro azul -la mítica sirena- enreda peces entre sus dedos mostrando con ellos las riquezas del mar; junto a ella el verde mascarón de Tlaloc, dios de la lluvia, importante deidad del panteón azteca. En este mural, donde se exaltan los valores culturales, raciales y de unión latinoamericanos, hay sólo una breve alusión a la lucha de la conquista: en el ángulo superior izquierdo dos cabezas de caballos y un español luchando con un Caballero Águila.

El paño central se inicia con las figuras que el maestro González Camarena llama “La Pareja Original”, formada por un español y una mujer que representa a todas las razas indoamericanas, La Pareja camina sobre la tierra (carbón), bajo ella yacen dormidas, inmersas en la tierra, las mujeres que simbolizan las riquezas minerales: cobre, plata, oro… En la parte superior, las mujeres cubiertas de enredaderas representan el emblema de la generosidad de la tierra, imagen realzada por la gravidez de una de ellas y sobre la cual se levantan y crecen plantas representativas de ambos continentes y de las culturas madres: Europa es el trigo, América el maíz. La pirámide termina  con las conquistas técnicas: hélices, émbolos, arados…

Este motivo se enlaza con lo que constituye el tema central del mural: la fusión de las razas representada por los tres rostros ensamblados en la parte superior. El gran rostro rojo simboliza la raza propiamente americana y sobre el cual se proyectan los aportes de las otras razas del mundo. La mujer desnuda representa a Latinoamérica.
El blanco capitel ubicado sobre el desnudo sintetiza el aporte arquitectónico dado por las culturas greco-latinas, así como la columna de piedras talladas nos muestra lo entregado por las culturas mesoamericanas: las pirámides aztecas y estelas mayas, por ejemplo. Todos los elementos del paño central del mural están unidos por el ondulante friso de banderas de todos los países latinoamericanos. En los extremos se ubican las aves heráldicas: en el sur el cóndor como fondo de la bandera de Chile y en el norte resplandeciente el águila y la serpiente sobre las cuales se recorta la bandera de México.

En el paño, al costado izquierdo, dos símbolos botánicos llenan el muro: la planta representativa de México, el nopal en el cual se entrelaza el rojo copihue, la flor nacional de Chile. Sobre el tronco del nopal se clavan espadas y puñales reflejando así las guerras que ha sufrido México: las plantas con sus raíces abrazan a los tres esqueletos que hay bajo ellas y que son nuestros antepasados que las nutren.

Coronando el mural, en la cornisa podemos leer los versos de Pablo Neruda: “Y no hay belleza como esta belleza de América extendida en sus infiernos en sus cerros de piedra y poderío y en sus ríos atávicos y eternos…”.

Presencia de América Latina es un mural de reconocido prestigio e incalculable valor. Las razones de esta apreciación son artísticas, culturales, históricas, educativas, turísticas, sociales y espirituales, ámbitos en los cuales el mural se erige como una obra de extraordinario interés y actualidad.

Asistir a la Casa del Arte a observar este mural permite al público conocer en síntesis y a través de imágenes cargadas de colorido y monumentalidad, la génesis del continente latinoamericano desde una perspectiva que exalta los valores culturales, sociales y de unión de los países de nuestra América. Ejemplo de ello es  la imagen superior del mural en donde se encuentran unidas las banderas de los países Latinoamericanos.

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